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martes, 17 de marzo de 2015

2.1.1 Sistemas mecánicos

MÁQUINAS. INTRODUCCIÓN

 El ser humano siempre intenta realizar trabajos que sobrepasan su capacidad física o intelectual.
Algunos ejemplos de esta actitud de superación pueden ser: mover rocas enormes, elevar coches para repararlos, transportar objetos o personas a grandes distancias, extraer sidra de la manzana, cortar  árboles, resolver gran número de problemas en poco tiempo...
 Para solucionar estos grandes retos se inventaron las máquinas: una grúa o una excavadora son  máquinas; pero también lo son una bicicleta, o los cohetes espaciales; sin olvidar tampoco al simple  cuchillo, las imprescindibles pinzas de depilar, el adorado ordenador o las obligatorias escaleras.
Todos ellos son máquinas y en común tienen, al menos, una cosa: son inventos humanos cuyo fin es reducir el esfuerzo necesario para realizar un trabajo.
 Prácticamente cualquier objeto puede llegar a convertirse en una máquina sin más que darle la  utilidad adecuada. Por ejemplo, una cuesta natural no es, en principio, una máquina, pero se  convierte en ella cuando el ser humano la usa para elevar objetos con un menor esfuerzo (es más fácil  subir objetos por una cuesta que elevarlos a pulso); lo mismo sucede con un simple palo que nos encontramos tirado en el suelo, si lo usamos para mover algún objeto a modo de palanca ya lo hemos convertido en una máquina.

 CLASIFICACIÓN DE LAS MÁQUINAS

 Las máquinas inventadas por el hombre se pueden clasificar atendiendo a tres puntos de vista:
Según su complejidad, que se verá afectada por el número de operadores (piezas) que la componen.
Según el número de pasos o encadenamientos que necesitan para realizar su trabajo.
Según el número de tecnologías que la integran.

SEGÚN SU COMPLEJIDAD

 SEGÚN EL NÚMERO DE PIEZAS

 Analizando nuestro entorno podemos encontrarnos con máquinas sencillas (como las pinzas de  depilar, el balancín de un parque, un cuchillo, un cortaúñas o un motor de gomas), complejas (como  el motor de un automóvil o una excavadora) o muy complejas (como un cohete espacial o un motor de  reacción), todo ello dependiendo del número de piezas empleadas en su construcción.

SEGÚN EL NÚMERO DE PASOS O ENCADENAMIENTOS

También nos podemos fijar en que el funcionamiento de algunas de ellas nos resulta muy fácil de  explicar, mientras que el de otras solo está al alcance de expertos. La diferencia está en que algunas  máquinas solamente emplean un paso para realizar su trabajo (máquinas simples), mientras que otras  necesitan realizar varios trabajos encadenados para poder funcionar correctamente (máquinas compuestas).

 La mayoría de nosotros podemos describir el funcionamiento de una escalera (solo sirve para  subir o bajar por ella) o de un cortaúñas (realiza su trabajo en dos pasos: una palanca le transmite la  fuerza a otra que es la encargada de apretar los extremos en forma de cuña); pero nos resulta muchos  más difícil explicar el funcionamiento de un ordenador, un motor de automóvil o un satélite espacial.




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